Cada vez se oye hablar más del método Pikler, pero ¿sabemos en qué consiste realmente? ¿qué entendemos por movimiento libre y actividad autónoma? ¿cuál es el papel de los padres o cuidadores?
La Dra. Pikler fue una pediatra húngara que investigó y puso en práctica un nuevo modelo educativo consistente en dejar al bebé en completa libertad para moverse. En 1947 Dra. Pikler asumió la dirección del Instituto Loczy de Budapest, orfanato donde pudo aplicar su método a casi un millar de bebés. Con todo ello demostró cómo el desarrollo motor de los niños se produce de modo espontáneo mediante su actividad autónoma, en función de la maduración orgánica y nerviosa sin precisar la intervención del adulto.
Y es más, no sólo probó que todos los bebés van alcanzando estas etapas progresivamente pese a la intervención o no del adulto, sino que siguiendo este método, el desarrollo motriz se da de una forma más respetuosa con la maduración de cada bebé, teniendo esto un impacto positivo a nivel psicológico y emocional.
Su modelo educativo se fundamenta en…
- Fomento de la autonomía del niño, a través del desarrollo libre de la motricidad, el respeto y promoción de la propia iniciativa.
- Propiciar un marco de vida estable a través de la continuidad en la atención de sus necesidades por un cuidador/a de referencia, otorgando mucha atención a alimentación, higiene y sueño.
- La importancia de la relación afectiva privilegiada con un adulto que proporcione al niño un vínculo seguro.
Aplicar el método Pikler en casa ¿cuál es el papel de los padres o cuidadores?
- El niño debe vestir con ropa cómoda lo suficientemente holgada que permita el movimiento
- Organización de un entorno adecuado a las necesidades de cada edad:
El bebé debe disponer de espacio suficiente para moverse, con suelo firme que no se hunda bajo su peso. Los muebles de su alrededor deben ser robustos para que no pueda tumbarlos y fijados al suelo o a la pared en la medida de lo posible para que pueda agarrarse sin peligro.
- Ausencia de adiestramiento motor por parte del adulto:
Dejar que el bebé vaya alcanzando las diferentes metas del desarrollo motor por sí solo; voltearse, sentarse, gatear, ponerse de pié… sin necesidad que sea el adulto el que lo ponga boca abajo, lo mantenga sentado, los coloque en posición erguida, etc.
Con ello evitamos forzar posturas para la que los bebes no están preparados todavía, las cuales pueden generar tensión, o frustración pudiendo afectar a su estado psicológico. saltándose movimientos intermedios espontáneos que lo preparan para posturas más complejas. Forzar movimientos en los que no tiene suficiente seguridad además de provocar estrés en el niño puede hacer mella en su autoconfianza. Por contra, movimiento activo cuya iniciativa asume él y ejecuta posee un papel preponderante en el conocimiento del propio cuerpo, autoconciencia, percepción de la propia eficacia, reconocimiento espacio temporal y aprendizaje.
Por lo tanto, el papel de los padres o cuidadores es el de estimular la actividad autónoma dependiendo de cada edad, y ofrecer al niño el vínculo afectivo que le permita sentirse seguro, querido y aceptado.
Tanto en el ámbito motriz como en el resto, no olvidemos confiar en nuestros hij@s y respetar sus ritmos.