La mamás de leche y miel son aquellas que no sólo están en disposición de alimentar a sus hijos, sino también de ofrecerles miel, simbolizando ésta la dulzura de la vida, el amor por ella y la alegría de estar vivo.
Erich Fromm
Se me hace un tanto raro que nosotras como mamíferas tengamos que estar defendiendo la lactancia materna, y un poco triste como especie que muchas mamás occidentales tengamos que reaprender a amamantar a nuestras crías. Pero en esas estamos, y llegados a este punto me decido a escribir este post sobre la lactancia materna y los beneficios a nivel psicológico y emocional sobre los que he ido reflexionando durante mi experiència como mamá lactante.
La Sra. Naturaleza pensará: “esta llega ahora a descubrir la sopa de ajo! Se estableció así desde el principio de los tiempos, las mamás amamantan a sus crías, sin más, claro que todo son beneficios, de ahí lo de la naturaleza es sabia”
Si de ella dependiera mi post finalizaría justo en este punto. Y a pesar de que ese sería el mejor resumen posible sobre la lactancia, permitidme que le dé algunas vueltas más.
Quien más quien menos conoce los beneficios tanto para la salud de madre como para el bebé de la lactancia materna, por no mencionar el ahorro de tiempo y dinero. Aún así, hay algunos que insisten en decir eso de “pues mira que quieres que te diga, se crían igual”. Que vale, que tus hijos están sanos y rollizos, y además tenéis un vínculo requeteprecioso, si nadie ha dicho lo contrario. Lo que digo es que la lactancia materna es indiscutiblemente la forma más natural y saludable de alimentar a un lactante, es de sentido común, un hecho objetivo, lo que no significa que se puedan criar hijos igual de sanos y felices sin amamantarlos. Insisto en este punto porque pasamos de excedernos juzgando las elecciones de crianza ajenas a negar el derecho de toda mamá a saber y estar bien informada sobre que la mejor alimentación que puede ofrecer a su hijo es la lactancia materna, y también el derecho del bebé a tener una mamá informada. ¿Que has escogido dar leche de fórmula a tu bebé? mi opinión no es ni siquiera relevante, ¿que es igual de beneficiosa la leche de fórmula que la materna? Pues mira, no. Así de simple.
En este punto diré que una de las virtudes que la maternidad ha acentuado en mí, es la de emitir menos juicios de valor, ¡sobre todo no juzgar a otras mamás y papás! Que quede claro pues que no hay nada más lejos de mi intención que opinar sobre las elecciones, circunstancias o posibilidades de cada uno relativas a la crianza. Así que desde aquí me disculpo encarecidamente por todos los comentarios estúpidos del tipo “debería educar mejor a tu hijo” que haya podido emitir o incluso pensar en el pasado, por las malas caras ante gritos y llantos infantiles en lugares públicos, y por cualquier suerte de planteamiento teórico esgrimido en contra y no a favor de una mamá entregada tratando de hacer lo mejor que sabe. Mea culpa. Espero que todas las noches en vela y los momentos de “¿y ahora qué hago?” puedan redimir los errores del pasado.
Dicho esto, y partiendo de mi experiencia como mamá diré que creo que la lactancia materna protege también psicológica y emocionalmente a la mamá de los estragos del bajón hormonal tras el parto, previniendo posibles depresiones. Sea cual sea el panorama después del parto, hay algo que únicamente puede hacer la mamá, que es amamantar a su hijo. El nivel de escucha y diálogo entre la madre y el bebé al que alimenta con su propio cuerpo, la sitúa en un lugar privilegiado en el que ninguna otra persona tiene cabida, en el que el tiempo se detiene, que la ayuda a entregarse a ese otro, que recién se prepara para descubrirse como ser separado de su madre.
A pesar de las posibles complicaciones a la hora de establecer la lactancia, una madre se siente poderosa y en comunión con su hijo y con su nueva piel de madre mientras lo amamanta. Ver la expresión de un bebé siendo amamantado y sostenido por su madre, es una imagen de ternura y éxtasis, de belleza y poder que reescribe todo lo que creíamos saber sobre nuestra feminidad. No debe ser casualidad que se utilice el mismo adjetivo tanto para el bebé que mama como para la madre que amamanta, los dos son lactantes. De pronto, todas las otras voces se van diluyendo y sólo existen una mamá y su hijo lactando, acompasando latidos.